miércoles, noviembre 19, 2003

Esta mañana es la calma que precede la tormenta. Llegué temprano al trabajo. No hay decenas de correos en la cuenta laboral esperando respuesta. La bandeja de pendientes ha disminuido su volumen considerablemente. Puedo darme el lujo de desayunar con calma mientras escribo. Eso es hoy. Del jueves al miércoles de la semana que entra se pronostican ráfagas constantes de alta actividad y pocas horas de sueño. Chale, y eso que me gusta el trabajo, que si no ya hubiera regresado a la fila de los desempleados.
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