miércoles, noviembre 19, 2003

Andar con una mandarina bailando entre los dedos
apretando los nudillos
que se hacen blancos blancos blancos
absorber el perfume por las palmas
circulando por avenidas dérmicas
percibir la llegada del receptor indicado
y con un apretón de manos,
dispersar la magia de la fruta.

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