jueves, septiembre 04, 2003

Texto escrito hace unas semanas, rescatado de las garras de mi compu que esta loquita

Tesoro en el cuarto mundo.

Ahora vi comer a un par de tortugas terrestres. Engranadísimas. Una, la hembra según saya, salió de su pequeño caparazón y de inmediato fue en búsqueda de un recipiente con agua que contenía trozos de comida. De acuerdo a la etiqueta del envase estas bolitas de alimento están hechas de avena, diferentes tipos de maíz y carne de cordero, entre otras cosas. Me pregunto a qué le sabran esas cosas a las Tortugas. La tortuga El macho, por otra parte, se había acomodado entre la tierra para comer una hoja de lechuga que saya habia dejado ahi. Cacho tras cacho, el animalito se goloseo la plantita a tal grado, que de tan solo escuchar el delicioso crunch que producían sus mordidas se me antojo un reportado plato de ensalada.

Estuvimos observando este festín jardinero por un buen rato y yo al menos estuve pensando en lo increíble que es presenciar otra forma de vida. Unos minutos antes de ponerles la mesa a las tortugas, saya había alimentado a sus peces y limpiado su estanque. Cuando sacó el frasco de comida para peces no pude evitar recorder las pequeñas hojuelas con las que alimentaba a mis pecesitos dorados que me ganaba en las ferias de Celaya. Años después, acá en Tijuana, recordé la fascinación que me causaba ver nadar a mis pecesitos, ver cómo comían, pensar en cómo podía ser que no se ahogaran cuando abrían la boca para respirar. Me di cuenta también de que no me he resuelto todos esos misterios aún. Pasé más de media hora como espectadora de otras formas de vida. Y mi asombro es igual que hace quince años.


Me dieron ganas de ir a comprarme peces, como cuando iba al acuario y me daban ganas de tener caballitos de mar en mi casa.

Comments: Publicar un comentario

<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?