martes, septiembre 30, 2003
orange tripa
subterraneos. como siempre. escondidos entre tanta gente, entre el concreto y la sombra, bajo la tierra, bajo las sabanas, bajo el efecto de algo que nunca hemos entendido. bichos intestinales en la gran ciudad, solo un par mas entre tantos miles que automatas se desplazan sin cesar, sin parpadear, sin inmutarse, a lo largo del tracto digestivo anaranjado y sucio. no fuimos mas que dos puntos recorriendo un trayecto demasiado predecible. chabacano general anaya. tijuana de efe. aqui alla. principio final. hablabamos de dolores y esencias y atajos y entre todo esto te veia llorar. dudaba de la importancia del asunto, de la importancia de una pagina en un libro de mil. nos comiamos los segundos sentados en un mismo vagon, viajando en diferentes lineas. alla abajo todo era oscuro y denso y tragico. alla abajo era un caldo de cultivo. era el habitat de preferencia para estos dos bichos que creian en algo mayor. no era cierto.
solo fuimos un boleto de metro. nos consumimos.
ride over.
subterraneos. como siempre. escondidos entre tanta gente, entre el concreto y la sombra, bajo la tierra, bajo las sabanas, bajo el efecto de algo que nunca hemos entendido. bichos intestinales en la gran ciudad, solo un par mas entre tantos miles que automatas se desplazan sin cesar, sin parpadear, sin inmutarse, a lo largo del tracto digestivo anaranjado y sucio. no fuimos mas que dos puntos recorriendo un trayecto demasiado predecible. chabacano general anaya. tijuana de efe. aqui alla. principio final. hablabamos de dolores y esencias y atajos y entre todo esto te veia llorar. dudaba de la importancia del asunto, de la importancia de una pagina en un libro de mil. nos comiamos los segundos sentados en un mismo vagon, viajando en diferentes lineas. alla abajo todo era oscuro y denso y tragico. alla abajo era un caldo de cultivo. era el habitat de preferencia para estos dos bichos que creian en algo mayor. no era cierto.
solo fuimos un boleto de metro. nos consumimos.
ride over.
