miércoles, agosto 27, 2003

mar c i a no t ou r

Alguien piso nuestro hormiguero, o nos cortaron los bigotes. En ese momento, la explicacion, la razon unica, el culpable, era Marte. Marte que brillo tal y como lo habian pronosticado, pero por su ausencia. Marte que nos puso como loquitos, desorientados, fuera de orbita.

En caravana de 24, partimos sin destino claro (pero con gallos en mano) hacia algun punto lejano de la ciudad desde donde pudieramos observar al fourth rock from the sun, el planeta rojo, el de los marcianos, en su acercamiento mas proximo a nuestra tierra. Para alguien que acostumbra sobredosificarse diariamente con fantasias diurnas, la imagen de un planeta que a simple vista se veria del tamanio de la luna, sonaba magico y aterrorizante a la vez. Habia que verlo.

Relajo numero uno. Salir de la ciudad. Alguien (creo haber sido yo) habia corrido la voz de que este evento se llevaria a cabo la madrugada del jueves. Alguien mas (creo que fue adri t) se encargo de rectificar el mal proporcionado dato: el espectaculo era la madrugada del miercoles. Marte en Martes y Miercoles. Por redes (de conocidos, de telefono, de internet...) se acumulo el gran grupo explorador. Para resumir, despues de organizar, reorganizar, desorganizar y gastar y gastar en llamadas de re reorganizacion, nos concentramos en la caseta de cuota de Tecate. sorprais nomber wan, mi carnala venia incluida en el viaje.

Relajo numero dos. Decidir el destino. Aun en la caseta, volteando hacia el cielo, se veia Marte, rojo y peque?o. Se cayo la fantasia. Obviamente, en dos horas ese puntito que mas bien parecia Venus con lapiz labial no se iba acercar tanto a la tierra como yo habia leido en el informe de la NASA. Nos dijimos (o nos dijeron a los credulos) que aquello de "del tamanio de la luna" habia sido un cuento tipo Wag the Dog y nosotros, homo videns mediatizados, nos la habiamos tragado. Por influencia de Marte o lo que fuera, nadie parecia capaz de tomar la decision de hacia donde dirigirnos. Dedocracia, Saya, lead the way.

Relajo numer tres. Resumido. Tecate cuota-Ensenada-Valle de las Palmas-Propiedad privada- Mexicali- El Hongo. Stop. Asi nomas, ahi al lado de la carretera en un claro de terraceria. Abajo todos. Loquitos todos. Nublado todo. Al queso con todo. Digamos que el brete este de Marte fue mas un pretexto para esparcimiento corporal y mental. Sleeping bags al suelo, todos al suelo. Reloj que marca las tres de la maniana y la bola asi de desorientada que no le quedo mas que desenrollarse como bola de estambre. Disfrutar time. La esperanza de ver Marte, persisitia.

Relajo numero cuatro. Acercamientos cercanos del tipo embriagado. Poco a poco el cielo empezo a despejarse. Varias estrellas fugaces y platillos voladores despues, el mood se establecio campirano y satisfecho. De repente, a lo lejos, se escucho una maraca traca traca. Por la terraceria principal divisamos un pickup viejo que parecia deshacerse a cada vuelta de sus llantas. A pocos metros de nuestro campin sait se quedo parado. Hora de hacer apuestas y especulaciones. Asi alterados como andabamos, las historias de masacre y terror no se hicieron esperar. Por mas de cuarenta minutos nos quedamos ahi (unos tumbados, otros de pie) inventando cuentos sobre el carro que misteriosamente se habia quedado varado frente a nuestras narices. Al cabo de un rato, Omar y Jair fueron a investigar. Momentos de tension de nuevo, de Freddy y Jason y el Chainsaw massacre dude. Pero resulto ser un Briagoberto que, despues de una santa peda habia decidido quedarse rolado ahi merito y ya.

Relajo numero cinco. El regreso. Me di el placer de lamparear a todos los que, a las cuatro y media de la maniana, se habian entregado ya a brazos de Morfeo. Era hora de volver. Tijuana y el trabajo nos esperaban. Antes de partir hubo un pequenio espectaculo de objetos voladores no identificados que solo unos cuantos alcanzaban a ver. Hombres todos. Su planeta de origen, definitivamente, les habia afectado la percepcion. O quiza no. El chiste es que despues de embarcarnos en una aventura improvisada de casi siete horas, habiamos logrado ver Marte tan solo por unos minutos (y aun queda la duda si lo que vimos era Marte en realidad) y ahora, cansados, decepcionados y con unos manchis terribles, tan solo anhelabamos el calor hogarenio de nuestras respectivas camas.

Uno a uno, fuimos desintegrando el grupo explorardor. Nos repartimos en carros primero, luego en casas. Uno a uno, cada quien fue arreglando su brujula interior, reseteando la maquina, delineando actividades cotidianas una vez mas. A las seis y media de la maniana, pase al lado de la lazaro. Los morros estaban a punto de entrar a clases, y yo no habia dormido aun. Llegue a las siete en punto a mi casa, a las siete cero tres a mi cama, a las siete cero cinco al mundo de los suenios.

Relajo numero seis. Despertarse a las ocho de la maniana para ir a trabajar. Destapar el hormiguero, ponerse bigotes postizos, tomar tarros y tarros de cafe.

Aun no despierto.

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