lunes, agosto 18, 2003

banquetazos y angelitos

Se poncho mi llanta. Frontal derecha. Al dar una desesperada vuelta en u, le parti en su madre al caucho. Esto es de diario, es comun, le sucede a todo mundo. Anoche me toco a mi. Suceso ordinario. Con algo extra. Recibi ayuda de quien menos esperaba. Un par de amigos que, hasta el dia de ayer, no consideraba tan cercanos, se quedaron conmigo hasta que se soluciono el asunto de la llanta averiada.

Quitar la llanta, buscar un gato, inflar la de repuesto, detener la lamparita, llenarse las manos de grasa, buscar una piedra que detuviera al fallapart. Tareas sencillas pero que quitan tiempo. Y ellos me regalaron el suyo. En realidad no tenian por que hacerlo. Como bono (y ya en si su ayuda fue un gran bono), me encaminaron a la llantera del hipodromo. Al despedirme, ella me dijo que me fuera derechito a mi casa. Asi lo hice.

Creo haberles dado las gracias unas cuarenta y tantas veces. Creo tambien que no fue suficiente. No fue solo el hecho de haberme ayudado a cambiar una llanta. Su disposicion y calidez me hicieron sentir protegida, como si me estuviera ayudando alguien de mi familia, de esas en que el feeling de confianza se da por default. En relidad senti que para ellos era algo natural e importante ayudarme.

Siento que la mejor manera de darles las gracias, es demostrar esa misma humanidad con la gente que me rodea.

cheesy after school special message? i think not.

Angelitos in disguise, no less.

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