El tazón

dibújame algo en la espalda con tus dedos
en un lugar
donde sea
debajo de un árbol sobre el pasto con el viento y los bichos y un par de copas vacías
dime algo al oído en voz baja
lo que sea
lento melodioso pegajoso que me diga todo y nada y otro poco
veme de muy cerquita a los ojos
hasta que seamos cíclopes como en el capítulo siete
aguantando la respiración sin darse cuenta sin moverse sin estar estando

llega de repente de ningún lado
de esta esquina o la otra en donde acabo de ver un callejón cerrado
anuncia tu llegada de repente cuando no esté esperando
acercate sin que yo te vea
y dime que ya llegaste sin decirlo
así en silencio
tomándome de la cintura con ambas manos
como si nunca hubieras faltado.