martes, enero 14, 2003
Ombligos como kioscos. Escondidos, circulares, con suficientes pliegues para esconder los encuentros secretos que los brazos, como avenidas, siempre ponen en evidencia.
Mi cerebro es un enorme tazón en donde alguien pretende hacer una sabrosa sopa de verduras pero en realidad se cocina un menjurje de no se qué mezclado con no se qué tanto....a veces sabe rico, pero otras de plano apesta.