jueves, diciembre 05, 2002
Viene la calma
después de una copa de tinto,
pega el aire en la cara
y ya no se puede parar.
después de una copa de tinto,
pega el aire en la cara
y ya no se puede parar.
Mi cerebro es un enorme tazón en donde alguien pretende hacer una sabrosa sopa de verduras pero en realidad se cocina un menjurje de no se qué mezclado con no se qué tanto....a veces sabe rico, pero otras de plano apesta.