lunes, diciembre 30, 2002

Qué rico despertarse con el saborcito de dos películas ultra cursis en la boca, de esas que por los cientoypico minutos que duran te hacen (o me hacen) preguntar, hijole, y si de verdad hay un príncipe azul para mi?. Claro que luego siguen las lagañas y el aliento mañanero, seguido de una visita al baño y un buen plato de chilaquiles. Qué rico despertarse en lunes con la certeza de que mi príncipe azul siempre me esperará en un videocasette.
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