domingo, diciembre 29, 2002

Mis remarks de cerdos chauvinistas y trabajos denigrantes se fueron al caño, empujados por un terrible longing de llenar un bachecito tijuanero que está a punto de tragarse los últimos restos de lodo cibergramático y un par de piedritas en el bolsillo interno.

Todo se va en creer. Hoy me voy atea creyendo que dejaré de creerle a los papelitos de las galletas chinas.
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