domingo, diciembre 29, 2002

Este es uno de esos momentos en los que quiero decir tantas cosas que se amontonan todas en la boca de mi estómago y me dan ganas de vomitar. Siento todo y nada. Pasa demasiado y nada de lo que quiero. Tengo ganas de gritar pero clavo mi boca en una almohada. Logros truncados, éxitos inesperados. Cerveza, cerveza, cerveza. Fines de año que llegan como auditores pidiendo cuentas, manos vacías que muestran cicatrices y llagas recién abiertas. Equinas, pretextos, desilusiones que apenas alcanzan a cubrirse con un trocito de esperanza mal pintada. Discos quemados con tracks que se rayan en el acorde exacto, miedos que se evaden con tal de no dejarlos echar ancla, fríos desligados del clima, ácaros de felicidad untados sobre pan blanco, tez morena curtida en vinagre de medianoche, calendarios repletos de taches en plumón rojo, recibos telefónicos como evidencia de lo inexistente, eses que reclaman propiedad contra eses que se quedan nones. Gotas que retumban contra el barandal y le recuerdan a sandra que las nubes nunca se vacían...corazón que se exprime para empaparse de tristeza en el plato de otro amanecer.
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