lunes, diciembre 23, 2002
Es increíble cómo mis pies pueden sentir cada grado que baja la temperatura. Cómo me gustaría que ahorita hubiera alguien en mi cama para que oliera rico y ya estuviera calientita.
Mi cerebro es un enorme tazón en donde alguien pretende hacer una sabrosa sopa de verduras pero en realidad se cocina un menjurje de no se qué mezclado con no se qué tanto....a veces sabe rico, pero otras de plano apesta.